CIES La Revista de Psicomotricidad
  LA TECNICIDAD EN CLÍNICA PSICOMOTRIZ. Lic. Elisa Sanguinetti
 

Artículo de revisión

 

 

LA TECNICIDAD EN CLÍNICA PSICOMOTRIZ

“Cómo abordar la intervención en lactantes”

                     

 

 Lic. Elisa Sanguinetti[1]

 

 

Cuando pensamos en tecnicidad en clínica psicomotriz, nos referimos a herramientas o estrategias de intervención que son fundamentales para realizar la ayuda.

 

Son específicas de nuestra disciplina, ya que el Psicomotricista es el “especialista en hacer nacer y evolucionar el placer sensorio motriz en el niño” y acompañarlo en el acceso a diferentes y más complejos niveles de simbolización y representación.

 

¿Cuál es el foco, entonces de la intervención?

 

Somos muchos los especialistas que trabajamos el cuerpo, nuestro foco es el cuerpo del niño, pero... ¿de qué cuerpo hablamos?

 

¿Del cuerpo real? ... con su funcionamiento deficitario en distintos niveles, con fallas, con síndromes que conllevan diferentes grados de deficiencia en lo motor, en lo sensorial, en lo tónico, y en lo vincular.

 

¿O nos posicionamos desde el abordaje de la imagen del cuerpo de ese niño, desde lo que el siente y vive de su cuerpo real?

 

¿Cómo su familia y entorno vivencia su cuerpo, el cuerpo que el muestra hacia el afuera, el cuerpo que a menudo es tratado como “objeto roto” al que se debe reparar?

 

¿Desde dónde, cómo y con quiénes realizaremos esa reparación? ¿Hasta dónde podremos reparar...?

 

Es tal vez en lo psicomotor de lo motor que intervenimos, en la expresividad motriz del niño, en su forma de ser y estar en el mundo, desde ese, su cuerpo, cuerpo real roto.

 

Nuestra herramienta fundamental somos nosotros mismos, nuestro propio cuerpo, roto también en algún nivel que debemos conocer muy bien antes de ayudar a otro. El conocimiento de nuestro propio cuerpo, permitirá que integremos nuestras fallas, que podamos manejarlas, y sobre todo aceptarlas. Desde allí, recién podremos aceptar el cuerpo del bebé.

 

Pensamos entonces que el objetivo de nuestra intervención es acompañar al niño en el nacimiento del deseo y el placer del movimiento y de lograr las destrezas y desplazamientos posibles que le permitan sus carencias orgánicas o afectivas.

 

No nos posicionamos desde la falta, la falla, lo que hay que reparar, sino desde el potencial, desde la globalidad del ser, desde su integralidad como niño, desde su “ser”.

 

Pero previamente a pensar en la tecnicidad misma y sus aspectos más importantes, parece pertinente sentar algunas bases, sin las cuales la tecnicidad pierde sentido.

 

Encuadre:

 

Nos referimos al marco teórico y técnico sobre el que vamos a desplegar nuestra práctica. Tomaremos en cuenta la importancia de nuestra formación personal, sin la cual no podemos pensar en intervenir sobre el ser, desde nuestro ser psicomotor. Debemos conocer nuestra manera de ser y estar en el mundo, cuál es el vínculo que tenemos con el entorno, cómo nos vinculamos con nuestro propio cuerpo, ya que así manejaremos con profesionalismo los fenómenos transferenciales y contratransferenciales que se ponen en juego en clínica.

 

“Ver el cuerpo” del otro, es descifrarlo, darle significado. Implica manejar éticamente el pudor por el cuerpo roto, respetarlo, aceptarlo. También escuchar a los padres de este niño que me hablan de cuál fue la historia de ese cuerpo, más allá de lo que pueda informar la historia clínica. Cuál es el presente de ese cuerpo, qué dice, qué esconde, qué moviliza en ellos...

 

Es imprescindible que los padres confíen en el Psicomotricista, que puedan abandonar sus defensas tónicas, sus inseguridades.

 

La seguridad física y emocional del bebé, deberá estar dada desde el inicio, en la mirada, en la manipulación, en el tono de voz. Sólo así será posible pensar en una intervención que obtenga logros, si existe empatía hacia el niño y también hacia los padres.

 

 

Estrategias de abordaje

 

1.- Reforzamiento de posturas:

 

El acceso paulatino a posturas que lleven al niño a un mejor conocimiento del mundo que lo rodea, será uno de los pilares de nuestro trabajo. Siguiendo el desarrollo neurológico normal según el cual se transita por diferentes posturas que llevarán al bebé al logro de la marcha como escalón fundamental, realizaremos actividades que movilicen los aspectos tónico-emocionales relacionados a la estimulación laberíntica y a la maduración del equilibrio y la coordinación de movimientos.

 

Realizaremos juegos como rolados, deslizamientos, cambios de postura, apoyos diferenciados de distintos segmentos del cuerpo, equilibrio-desequilibrio según diferentes puntos de apoyo, estimulación de los hemicuerpos sobre el eje, etc.

 

El trabajo sobre el eje del cuerpo, permite al individuo incorporar patrones motores lateralizados, es decir aprender a manejarse en un espacio que tiene una derecha y una izquierda y a incorporar las consecuencias de sus movimientos. Esta tarea, se verá reforzada en el niño pequeño por la lateralidad de los padres, en juegos de crianza que implican un mundo organizado según preferencias de los hemicuerpos de quienes lo manipulan y lo tienen en sus brazos.

 

El acceso a nuevas posturas, será bueno reforzarlo con la imagen corporal del adulto (trabajo sobre el cuerpo del Psicomotricista o de los padres) y también sobre la imagen del espejo.

 

Lograr la postura de pie, es la que nos hace humanos en todo su significado. Esto no es menor para un bebé que presenta handicaps motores o sensoriales y para unos padres que necesitan que su hijo les devuelva una imagen similar a la de ellos, que los trasciende como padres y progenitores.

 

El establecimiento de rupturas, cambios tónicos con aire de juego, permitirán en el bebé, la maduración tónico-emocional y el acceso a nuevas y más complejas posturas.

 

Se trabajará también con señalamientos verbales, que puedan acentuar en el niño el proceso de conciencia corporal o esquema corporal estático y dinámico, así como la integración desde lo cognitivo de lo que estos logros pueden significar en el manejo del espacio, del tiempo y de los objetos.

 

También el acceso a posturas de verticalidad y simetría, permitirán al bebé, lograr una funcionalidad sensorial mayor, pudiendo integrar mejor la vista, el oído, el equilibrio, y el tono. De esta manera, podrá compensar déficits de distinto grado, sacando mayor provecho de las experiencias sensoriales, transformando paulatinamente su mundo de sensorialidad al mundo de la percepción, en una integración gnoso-práxica más armónica.

 

2. Estimulación de cambios tónicos

 

Tomando en cuenta que el tono muscular permite los estados de semicontracción permanente de la musculatura, y que es la base de toda postura o movimiento del niño, la intervención sobre la maduración tónica y tónica emocional es esencial para lograr cambios en el bebé.

 

Como sabemos, el tono se construye en relación a otro, otro que inicialmente fue una figura de apego para el bebé y que luego repite sus ajustes o desajustes con otros.

 

Entonces propiciaremos las rupturas tónicas, es decir, cambios de tono suaves, armónicos y otros más fuertes o marcados para que el cuerpo del niño pueda registrar variaciones asociadas a estados emocionales de placer, sorpresa, temor, alegría, bienestar, relajación. En las actividades que despiertan distensión, como balanceos, hamacados, movilizaciones pasivas, etc, podrá incorporar vivencias de placer, bienestar, acompañado  de otro que le provee de estas sensaciones o lo acompaña en su descubrimiento.

 

En actividades de mayor tonicidad como caídas, saltos, flexo-extensiones, el niño vivirá un placer distinto, sentirá la unidad y globalidad de su cuerpo a través de la tensión, tal vez del temor, pero también acompañado por otro que es segurizante para él.

 

Estas estrategias, ayudarán al bebé en la modulación tónico-emocional, base fundamental para la formación entre otras cosas de imágenes mentales. Al ir venciendo barreras tónicas, el niño podrá enriquecer su repertorio corporal, ampliando su expresividad y accediendo a mayores niveles de comunicación pre-verbal y luego también verbal.

 

A partir de estos diálogos tónico-emocionales, en los cuales entran los intervalos, las esperas, los acuerdos, se irán construyendo modelos de vínculo diferentes, de comunicación más variados. Se irá ampliando un repertorio relacional más rico y diferenciado según la situación, el momento y quiénes participen en ese diálogo.

 

En los niños con mayor hipertonía, será imprescindible acompañarlo en el logro de disminuir el tono para vivenciar mayor placer sensorio-motor (abandonar las defensas tónicas) y en aquellos con hipotonía, será necesario “prestarles tono”, armarlos tónicamente, envolverlos con nuestra tonicidad para que puedan sentir un cuerpo entero.

 

Parece interesante resaltar el trabajo con la totalidad del cuerpo venciendo a la gravedad, es decir todas las actividades que impliquen sentir el peso del cuerpo darán mayor envoltorio y mayor sensación de unidad a las distintas partes (hamacado, flotación).

 

3.- Reforzamiento de la sensorialidad:

 

Como veíamos más arriba, los sentidos ocupan una parte fundamental en la construcción del cuerpo, son quienes informan al cerebro de las posiciones relativas de las distintas partes del cuerpo en relación al todo, además de organizar el movimiento según cada momento en forma más económica y eficiente para el organismo. En los bebés con patologías, fallan algunos de estos canales, por lo cual se hace mucho más importante el aporte de los órganos de los sentidos que están sanos. Utilizaremos estrategias para reforzar todo lo propioceptivo, lo exteroceptivo y lo ínteroceptivo, vinculándolo a experiencias o juegos en los que el niño vivencie el placer.

 

Masajes, presiones, flexo-extensiones, etc, serán algunas de las estrategias que lo ayudarán en esta integración de funciones, apoyándonos del lenguaje verbal como herramienta básica para el conocimiento y la apropiación del esquema corporal y posteriormente de la imagen del cuerpo. Realizaremos una tarea de construcción de la imagen a partir del esquema, es decir significando, otorgando emocionalidad y afectividad al funcionamiento del cuerpo.

 

También potenciaremos los juegos que ponen en funcionamiento la triangulación oído-vista-equilibrio, ya que estos tres elementos conjuntamente,  permiten al niño acceder a una mejor postura y manejo del mundo, como ya vimos.

 

Merece una mención especial el trabajo sobre la piel, órgano que se constituye como el límite entre el adentro y afuera del propio cuerpo: todo lo que está por dentro de la piel, es él mismo, el ser.

 

Soplidos, caricias, masajes suaves, presiones, etc, ayudarán en la construcción de éstos límites, en la construcción paulatina de una “separación-individuación” del otro.

 

4.- Construcción de referencias témporo – espaciales

 

No es posible pensar en trabajar sobre la imagen del cuerpo del bebé, sin tener en cuenta que el cuerpo se mueve y existe en un mundo organizado según parámetros témporo-espaciales. El bebé en su desarrollo normal va uniendo distintos espacios significativos para él, el bucal, el visual, y los va incorporando como partes de su cuerpo a las que paulatinamente debe unir. Entonces nuestra tarea será permitir que esos espacios se integren en cuadros temporales o secuencias organizadas según momentos que son emocionalmente significativos para el niño. Estrategias como enlentecer o acelerar movimientos o secuencias de movimiento, espacializar los objetos y el entorno, organizar y desorganizar el mundo de alrededor del bebé a los efectos de reconstruirlo juntos, construir y destruir en diferentes tiempos, le dará un mayor conocimiento y dominio de su entorno.

 

Trabajaremos con contrastes y matices, lentos-rápidos, fuertes-débiles, con todo lo que está al alcance del bebé, permitiéndole integrar estas diferencias, procesarlas y comprenderlas. El uso de objetos será muy interesante para el bebé en esta etapa, buscar objetos perdidos, seguir trayectorias, introducir diferentes tiempos en los movimientos secuenciados, reforzarlos con sonidos fuertes como palmas a los efectos de marcar ritmos, etc, serán estrategias que ayudarán al bebé a organizar el mundo topológica y temporalmente.

 

5.- Propiciar la comunicación

 

Hemos dicho que nuestra tecnicidad favorece el acceso del niño a la comunicación en sentido amplio, ya que entendemos la misma como la manera que tenemos los seres humanos de decodificar en el otro su ser. En los bebes, permanentemente estamos traduciendo y devolviendo emociones, sentimientos, deseos, necesidades. Ponemos en palabras aquello que “leemos”, hacemos de traductores verbales de un mundo pre-verbal. Si no logramos un lenguaje corporal o pre-verbal con el otro, difícilmente podamos ayudar a evolucionar al niño. Entraremos en su mundo, en sus códigos, dándole significando a través de nuestros gestos, palabras, actitudes, mirada.

 

Entonces daremos esa envoltura emocional al cuerpo real del bebé, poniendo palabras a un cuerpo que tal vez sufra, que no pueda, que tenga limitaciones. Seremos un puente para la construcción de su sí mismo, le prestamos nuestra voz.

 

El Psicomotricista es el especialista en traducir la acción del niño a través del correlato verbal, es decir es quien va poniendo lenguaje a su actuar, a su manera de ser y de estar. Este “baño” de lenguaje le otorga significado, va dando sentido a su movimiento y lo ayuda a complejizarlo y enriquecerlo.

 

6.- Intervenir sobre la motricidad voluntaria

 

Este punto nos parece crucial, especialmente en aquellos niños en los que los aspectos motrices están más comprometidos.

 

Nos parece fundamental trabajar las funciones que apoyen al niño a manejarse más eficientemente en un mundo de destrezas, de habilidades. El trabajo sobre las praxias parece imprescindible para el Psicomotricista, ya que ayuda al niño en su vida cotidiana.

 

El estímulo de la marcha, las praxias del vestir, de la alimentación, del manejo de instrumentos, etc, harán que sea más autónomo dentro de sus posibilidades. También lo ayudarán en un mundo que es del orden de lo gnoso-práxico como ya vimos, y en el que el movimiento organizado en un ambiente próximo conocido, resulta más estructurante para la experiencia y más enriquecedor para la construcción de su persona.

 

 

                                                                     Montevideo, Uruguay, marzo de 2009

 

    

 

Lic. en Psicomotricidad Elisa Sanguinetti

Scosería 2763, Montevideo

Teléfono 02 711 06 22

Dirección electrónica: elisas@adinet.com.uy



[1] Licenciada Elisa Sanguinetti, docente de las Áreas Clínica de lactantes y Atención Primaria de Salud de la Licenciatura de Psicomotricidad de la EUTM de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (UDELAR) y Técnico de Apoyo de la Secretaría Ejecutiva del Plan CAIF-Instituto del Niño y del Adolescente del Uruguay (INAU).

 
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