CIES La Revista de Psicomotricidad
  Volumen I Num. 1 Octubre del 2008
 

                                                    

                            INDICE

                                 Volumen I.     Número 1.     Octubre 2008.


Editorial                                       
Dr. Jaime F. Ayala Villarreal
Dra. Concepción Rabadán Fernández

Terapia Psicomotriz
Mtra. Beatriz Adriana Pérez González

Declaración de Punta del Este

Trastornos Psicomotores
Mtra. Beatriz Adriana Pérez González

Tricotilomanía
Lic. Belén Mendoza Mendoza 

Manejo Psicomotriz en un caso de debilidad visual por síndrome de Wolfram 
Lic. Nicolás Guzmán Nava



Editorial

 

En  el  décimo   aniversario  de   la   fundación  del  Colegio  Internacional  de  Educación  Superior  (CIES)   nos es  muy grato  presentar el  1er.  número  de  “CIES  la  revista   de   Psicomotricidad”, publicación  electrónica   que  tiene  como objetivo difundir los trabajos producto  de  la  investigación en  nuestra  universidad.

En la  actualidad  el  CIES   es  la   única  institución  universitaria  de  psicomotricidad   en  México   que   cuenta   con  reconocimiento    de   validez oficial  (SEP 2014068, 09 de marzo de 2001).

En  el  contexto  actual  cuando  la  psicomotricidad está  tomando sentido dentro   de   los  ámbitos   académicos,  de   investigación  y  de  atención   es  de  gran  relevancia  el  hacer  uso  de   diversos   medios   que    permitan  divulgar el  conocimiento   de   esta  disciplina  promoviendo  así su  desarrollo.

Esperamos   que  esta  publicación  periódica  cumpla  con  su  objetivo  de   acercar  las actualidades  de  la  investigación a  los   interesados  en la  psicomotricidad   educativa,  reeducativa  y  terapéutica.

 

Hacemos   una  cordial  invitación   a  todos  los  profesionistas  de  la  psicomotricidad para  que   participen  en  este   medio  electrónico  de   divulgación  “CIES  la   revista  de   psicomotricidad”.

 

El  Colegio  Internacional  de  Educación  Superior , considera  necesario  publicar la DECLARACIÓN DE PUNTA DEL ESTE realizada  en el marco del Primer Encuentro Iberoamericano de Académicos de la Psicomotricidad, organizado por la Universidad de la República (Uruguay), manifestando  de  esta  forma nuestro apoyo a dicha  declaración y exaltando su importancia para la práctica de la psicomotricidad en sus ámbitos educativo, reeducativo y terapéutico en México.

 

Dr. Jaime F. Ayala Villarreal.

Dra. Concepción Rabadán Fernández.

PRESIDENTES HONORARIOS.




TERAPIA PSICOMOTRIZ

Mtra. Beatriz  Adriana  Pérez González

 

 

ANTECEDENTES

A  lo  largo   de  la  historia  de la  psicomotricidad se pueden  precisar diversos pasajes que  responden   a  un   acontecer  histórico   y  a  una  diferente  concepción  de   sujeto,   de  lo  motor al  cuerpo  y  de   este   al  sujeto con  un  cuerpo  en  movimiento.

 

Dentro de  la neuropsiquiatría, en  el   siglo   XIX, principios  del  XX surge  la   demanda   de   curar   aquello  que   no sabe   como  se  produce,  a  que  responde, ni  como  curarlo surgiendo  practicas  clínicas  que  seccionan al  sujeto en: lo motor (psicomotricidad), el lenguaje (fonoaudilogía), aprendizaje y  conocimiento (psicopedagogía).

 

El término "psicomotricidad", en el campo patológico, parece deberse a Dupré, quien introduce los primeros estudios sobre  debilidad motora en los débiles mentales; Henri Wallon es probablemente el gran pionero de la psicomotricidad, impulsando los primeros intentos de estudio sobre la reeducación psicomotriz, de  los cuales sobresale Guilmain, que  con  respuestas   y  técnicas  uniformes propone  como   objetivo, “reeducar la actividad tónica  (con ejercicios  de  actitud, equilibrio y de  mímica),   mejorar  la  actividad  de   relación  (con  ejercicios  disociados  y  de coordinación  motora  con  apoyo  lúdico), desenvolver  el  control  motor  (con  ejercicios  de  inhibición para  los  inestables y  de  desinhibición    para  los  emotivos)” (Levin, 1998, 23).

 

La obra de Wallon continuó durante décadas influyendo en la investigación sobre niños inestables, impulsivos, emotivos, obsesivos, apáticos, delincuentes, etc. siendo el principal responsable del nacimiento del movimiento de reeducación psicomotriz.

 

Ajuriaguerra desarrolla una intensa actividad científica, siguiendo y continuando la obra de Wallon, publica trabajos sobre el tono y desarrolla métodos de relajación, va consolidando los principios y las bases de la psicomotricidad.

 

CARACTERISTICAS

La  terapia   psicomotriz,   se  basa  en las  potencialidades   del  sujeto  y  el placer  de la  interacción;  no  aspira   solo  a  desaparecer  el  síntoma,  permite  establecer  una  relación con  el   sujeto  a  través   del  cuerpo  que  no  excluye   el  lenguaje  verbal  y  pasa   por  la implicación   corporal  del psicomotricista,  fundamento   de este  tratamiento  que   toma en cuenta   la  dimensión  relacional, partiendo  de  una  relación  tónico-emocional  establecida  entre  psicomotricista  y  paciente.

 

Wallon (1974) establece que las  relaciones tónicas pueden  surgir  a  causa  de  las  emociones, afinando  los  medios  de  expresión y  convirtiéndolos  en  instrumentos  de   sociabilidad  cada  vez  más  especializados,   evidencian la experiencia  tónica  y  sus  fluctuaciones   en  el  contacto  psicomotricista-paciente,  influido  por   el  ambiente  y  lo  que  dice   el  terapeuta en  las  sesiones.

 

Para  Wallon (1934)  el  tono  es la  fuente  de  la  emoción, con  lo  cual  se convierte  en un  elemento  clave  en la  interacción   con  el otro,  fluctuación  tónica que  según  las  variaciones  de la  relación   a  través del  movimiento  en  el espacio (desplazamiento, gateo, marcha) permite  la  adquisición  del  espacio ambiental que  se  logra  por  la preparación  del  aparato locomotor en  base   al  tono  y   a  la  vida  emocional.

 

Las  modificaciones   del  tono  y    las  actitudes se  ligan   a   las  modificaciones  de   la  sensibilidad  afectiva, constituyendo una relación en  la  que  el   psicomotricista  puede elegir:

 

a) “ser  un  eslabón  de  la  cadena institución-medicina-reeducación” (Masson, 1985) centrando la  atención solo en la  reeducación  que  responde   a un concepto  del  cuerpo  como  una  maquina de  músculos que  no  funcionan y  por  lo tanto hay  que  reparar, mejorando  paralelamente  la  inteligencia  y  el  carácter del  infante.

 

b) “ser el  que  estimula, despierta la  esperanza, el  que  por  sus  experiencias  corporales, calidad de  escucha, la  imagen  que  proyecta, establece  un  tipo de  relación especial,  en la  que  el  niño  recobra   ese gusto  por  la   vida” (Masson, 1985, 291).

 

La  psicomotricidad observa el movimiento como parte integrante del comportamiento, como la única expresión y el primer instrumento de lo psíquico, estableciéndose una acción recíproca entre funciones mentales y funciones motrices.

 

Según  Wallon (1974) el  movimiento, tiene  una  eficacia  y  preponderancia con  significados  completamente distintos,  conforme a  las  situaciones  que  le  motiven y el  tipo  de  resultados  a  los  que  tiende;  el  movimiento  comienza  a  partir  de  la  vida  fetal,  al  nacer  el  niño  persisten  sistemas  definidos de  gestos   y actitudes,  en  respuesta  a  estímulos  determinados.

 

La  significación  del  movimiento  a lo  largo  del  desarrollo cambia  en  el transcurso de  la  ontogénesis,  el  control  que  tiene  el niño  sobre  sus  movimientos,  el  poder  de  inhibirlos,  seleccionarlos ,  modificarlos,  suele  ser  un  progreso  regional  que  muestra  su  dependencia  relacionada  con  la  evolución  fisiológica .

 

Una  perspectiva  del  movimiento que da   a la  psicomotricidad una expresión significativa, una vez que traduce la solidaridad  profunda y original entre la actividad psíquica y la actividad motriz, por  lo  que el  psicomotricista “ procurara  una  acción  global,  siempre  respecto  al  desarrollo   general    del   niño llamado “normal”, que  pretende  reestructurar   la  totalidad  de  la personalidad,  de manera  que  se  modifiquen  las  relaciones   del  paciente  con  el  mundo  exterior.” (Masson, 1985, 326)

 

La terapia psicomotriz puede hacerse en cualquier edad y ha de orientarse no tanto a la adquisición funcional de destrezas como a la integración personal y mejora de las relaciones con el mundo que rodea al individuo.

 

Levin (1991) nos  dice  que el  cuerpo  del  psicomotricista,  no  solo  sostiene  el  cuerpo,  sino  también  su  deseo;   el  cuerpo  del  psicomotricista  es  utilizado  como  herramienta  significante, como  instrumento   de   despliegue corporal   y  motor  del  sujeto. El  cuerpo  del  psicomotricista  se  convierte   así  en  un   operador   que  posibilita  el  funcionamiento   de   la   función  motriz,  operación  que  se  instala  en el  nivel  simbólico  del  deseo .

 

Es común  que se  piense   que  la   terapia  psicomotriz  se dirige  particularmente  a   niños, situando la  labor del  psicomotricista única  y  exclusivamente  a la  estructuración  del  esquema  corporal,  a la  modificación  del  tono,  la postura,  equilibrio, lateralidad, coordinación  dinámica global y  segmentaría,  solo   en  lo  motor, dejando   de  lado  que los pacientes que reciben un  tratamiento   psicomotor, presentan  una  perturbación  en la  imagen corporal, en  lo  emocional, en  la  constitución  y  constructividad  de  su cuerpo, perturbaciones  tónicas,  preceptivas, motrices, que  van  condicionando   su  vida  de  relación,  y  que dificultan  y  obstaculizan  los  procesos de  simbolización, en el  cuerpo  de  un   sujeto  deseante.


Bibliografía

  • Levin, E. (1991). La  clínica psicomotriz: El  cuerpo  en   el  lenguaje. Argentina: Nueva Visión.1998

  • Masson, S. (1985). Reeducación  y terapias  dinámicas. Barcelona: Gedisa. 1987
  • Wallon, H. (1974). La evolución  psicológica  del  niño. Barcelona: Critica. 1984
  • Wallon, H. (1934). Los  orígenes  del  carácter  en  el  niño: Los  preludios del  sentimiento   de  personalidad. Barcelona: Lautaro. 1974

DECLARACIÓN DE PUNTA DEL ESTE

12 de Septiembre de 2006

 

 

En el marco del Primer Encuentro Iberoamericano de Académicos de la Psicomotricidad, organizado por la Universidad de la República (Uruguay), considerando el desigual desarrollo de la Psicomotricidad y del rol profesional del psicomotricista en los diferentes países, los abajo firmantes,

 

DECLARAN:

 

·                                 que la Psicomotricidad es una disciplina que se desempeña en los ámbitos sanitario, educativo y sociocomunitario como elemento de ayuda al desarrollo de las personas así como a la superación de sus dificultades, por medio del trabajo corporal,

·                                 que el Psicomotricista es el profesional cualificado para la implementación de la intervención psicomotriz, individual o grupalmente, como consecuencia de una formación específica y acreditada,

·                                 que la Psicomotricidad, como disciplina, debe ser considerada como un cuerpo común de conocimientos, prácticas y estrategias, más amplio que las diferentes líneas de trabajo y las metodologías específicas de intervención que pueden elegirse dentro de su campo,

·                                 que la Psicomotricidad, como disciplina y como práctica, debe fundamentarse sobre investigaciones científicas que prueben su eficacia y su utilidad para los objetivos de asesoramiento, evaluación, prevención, desarrollo, educación, reeducación o terapia que se propone,

·                                 que la Psicomotricidad debería cursarse como una titulación específica de grado, como ya existe en varios países de Europa y América, e igualmente debería incorporarse, impartida por profesionales cualificados, al currículo formativo de los diferentes estudios de grado y postgrado de titulaciones educativas o sociosanitarias que puedan beneficiarse del conocimiento del abordaje psicomotor,

·                                 que la Psicomotricidad debe fortalecerse mediante la promoción de relaciones institucionales y de investigación científica entre las entidades de formación de psicomotricistas de los diferentes países.

 

En Punta del Este (Uruguay), a 12 de septiembre de 2006

 

Lic. Pablo Bottini (Universidad CAECE, Argentina)

Lic. Miguel Sassano (Universidad de Morón, Argentina)

Dr. Roberto M. Paterno (Universidad de Morón, Argentina)

Lic. Dayse Campos (Universidade Estadual do Ceará, Brasil)

Lic. José Leopoldo Vieira (CIAR, Brasil)

Lic. Marcela Hernández (Universidad de Santiago, Chile)

Dra. Cori Camps (Universitat Rovira i Virgili, España)

Dra. Lola García (Universitat Rovira i Virgili, España)

Dr. Joaquim Serrabona (Universidad Ramon Llull, España)

Lic. Maite Labarga (Universidad de La Laguna, España)

Dr. Miguel Llorca (Universidad de La Laguna, España)

Dra. Josefina Sánchez (Universidad de La Laguna, España)

Dr. Pedro Pablo Berruezo (Universidad de Murcia, España)

Lic. Gabriela Guzmán (ITESO, México)

Lic. Rosario Tuzzo (Universidad de la República, Uruguay)

Lic. Mariela Peceli (Universidad de la República, Uruguay)

Lic. Juan Mila (Universidad de la República, Uruguay)

Lic. María Hernández (Universidad Central, Venezuela) 

TRASTORNOS  PSICOMOTORES

Mtra. Beatriz  Adriana  Pérez  González 

 

Los  trastornos  psicomotores  son un desorden, desorganización, perturbación, que altera el funcionamiento del cuerpo en lo real, simbólico e imaginario. Por lo tanto afecta la vida de relación, el accionar, el aprendizaje, la conducta.

 

Según Ajuriaguerra, (1973) los  trastornos  psicomotores no  responden a  una  lesión  neurológica,  están  unidos con  los  afectos, en  relación   con  lo   somático  para   fluir  a  través  de   una  conducta   final  común, no  poseen  las características propias  de  las  perturbaciones de un sistema concreto, se expresan  en forma   caricaturesca y  conservan caracteres  primitivos.

 

Por  su  parte  Berges (1977) nos  dice   que  en los trastornos  psicomotores el  conflicto  se   inscribe  por   medio  del  cuerpo,  de la   actividad,  de   los    gestos,   y  de  la  postura.

 

Los  trastornos  psicomotores son  visibles, se dan   a  ver, la  realidad  del  cuerpo  se   tras-torna,   es   decir  se  torna  más presente,  se presentifica, se  transforma  en una preocupación para   los  otros, lo  que   hace   que   para   el  niño  también lo  sea  y  dialécticamente es  una  preocupación para él (Levin,1991).
            Clasificaciones  de   trastornos  psicomotores      

 

 

Organización psicomotriz y  sus  perturbaciones

 

q   Trastornos  psicomotores

 

q    Perturbaciones tónico-emociónales precoces.

q    Hábitos  y  descargas  motrices en  la  evolución: Ritmias  motoras, formas  espaciales  de  hábitos   motores: Head banging, tricotilomanía,  onicofagia.

q    Tics

q    Debilidad  motriz.

q    Inestabilidad  psicomotriz o  síndrome  hipercinético.

q    Inhibición  psicomotriz.

 

q   Trastornos  de  la  realización  motora

 

q    Retraso de  la evolución psicomotriz

q    Apraxias  infantiles

q    Dispraxias  infantiles

q    Escritura  y  sus  alteraciones: Disgrafía

 

q    Ajuriaguerra, 1973

 

Psicopatología  de  las conductas motoras

l    Trastornos  de  lateralización

l    Disgrafía

l    Debilidad  motriz

l    Dispraxias  en  el niño

l    Inestabilidad psicomotriz

l    Tics

l    Tricotilomanía

l    Onicofagia

l    Marcelli-Ajuriaguerra, 1996.

 

Trastornos  del  desarrollo psicomotor

l    Retrasos del  desarrollo  psicomotor

l    Alteraciones  de    la  maduración   y  de  la  regulación  tónica

l    Alteraciones  del  esquema  corporal

l    Alteraciones  de  la  lateralidad

l     alteraciones  de  la  organización  espacio  temporal

l    Disarmonías   psicomotrices.

l    Trastornos   tónico-emocionales.

l    Inhabilidades motrices y  gestuales,  dispraxias.

l    Inhibición  psicomotriz.

l    Inestabilidad  psicomotriz.

l    Trastornos  de  la  grafomotricidad,  con  exclusión   de   la  reeducación  del   lenguaje  escrito.

l    Anexo acerca del titulo oficial  de  psicomotricista 

en  Francia citado en Richard y  Rubio,1996

 

 

 

Bibliografía

 

  • Ajuriaguerra, J. (1973). Manual  de  psiquiatría infantil. Barcelona: Masson.  
  • Bergés, J. (1977). La relajación  terapéutica  en la  infancia. Barcelona: Toray-Masson.
  • Levin, E. (1991). La clínica psicomotriz. El cuerpo en el lenguaje. Buenos Aires: Nueva  Visión. 
    Marcelli, D. y Ajuriaguerra, J. (2004). Manual  de psicopatología del niño. Barcelona: Masson.
    Richard, J y Rubio, L. (1996). Terapia psicomotriz. Barcelona: Masson.

 

TRICOTILOMANÍA. (Trichotillomania)

                            Lic. Belén Mendoza Mendoza

 

RESUMEN: La Tricotilomanía es una excesiva incitación a tirarse del pelo, el arrancamiento puede darse en cualquier zona del cuerpo donde éste crezca. En México este padecimiento ha sido poco estudiado por lo cual se presenta en este artículo tratando de estudiarla como un trastorno psicomotor.

 

ABSTRACT: The Trichotillomanía is an excessive incitement to throwing itself of the hair, the extirpation can be given in any zone of the body where this one grows. In Mexico this suffering has been little studied for which he appears in this article trying to study it as a psychomotor disorder.

 

TRICOTILOMANIA

 

La tricotilomanía es un padecimiento que ha sido poco estudiado, en México aún encontramos escasa bibliografía y la mayoría de las referencias toman como base el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-IV, por lo tanto para efectos de este artículo tomaré textualmente de dicho manual, lo correspondiente al tema.

 

CONCEPTO

La Tricotilomanía es una irresistible incitación a tirarse del pelo. Puede extenderse a zonas distintas del cuero cabelludo, a arrancarse el pelo de las axilas, las pestañas, cejas e incluso el pelo del pubis.

  

Su nombre proviene del término griego “Trichotillomania”.   Trikh(o)- pelo + till- arrancarse el pelo, estiramiento + mania- impulso, locura.

  

CARACTERISTICAS

 El manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV) de la Asociación Psiquiátrica Americana, (1997) describe las siguientes características diagnósticas:

 

Criterio A. La característica esencial de la tricotilomanía es el arrancamiento recurrente del cabello que da lugar a una pérdida perceptible de pelo

 

Criterio B. Puede haber arrancamiento del pelo en cualquier región del cuerpo donde éste crezca (incluyendo las regiones axilar, púbica y perirrectal), pero los sitios más frecuentes son la cabeza, las cejas y las pestañas. El arrancamiento de pelo puede ocurrir en episodios breves distribuidos a través del día o en menor frecuencia, pero de forma sostenida, continuar durante horas. Las circunstancias provocadoras de estrés aumentan el comportamiento de arrancamiento del pelo, aunque en los estados de relajación y distracción también se observa este comportamiento (p. ej., cuando se lee un libro o se ve la televisión). Inmediatamente antes de arrancarse el cabello el individuo experimenta una sensación de tensión creciente. 

  

Criterio C. En algunos sujetos la tensión no precede necesariamente al acto, sino que va asociada al intento de resistir la necesidad. Hay gratificación, bienestar o sensación de liberación cuando se ha arrancado el cabello. 

 

Criterio D. Algunas personas experimentan una sensación de «hormigueo» en la cabeza que es aliviada al arrancar el cabello. No hay que establecer el diagnóstico de tricotilomanía si el arrancamiento de cabello se explica mejor por la presencia de otro trastorno mental (p. ej., como consecuencia de ideas delirantes o alucinaciones) o es debido a una enfermedad médica (p. ej., dermatitis u otras enfermedades dermatológicas).

  

Criterio E. La alteración puede causar malestar significativo o deterioro de la actividad social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.

 

 Se mencionan características descriptivas y trastornos mentales asociados

 

El exámen de la raíz del pelo, el retorcimiento o la sujeción de la trenza entre los dientes, y la tricofagia (comer cabellos) también pueden darse con la tricotilomanía. El arrancamiento del pelo no se produce en presencia de otras personas (excepto miembros muy próximos de la familia), y puede haber una evitación de las situaciones sociales. Estas personas niegan frecuentemente su comportamiento y ocultan o camuflan la alopecia resultante. Algunas personas tienen la necesidad de arrancar el pelo a otras y, en ocasiones, tratan de encontrar oportunidades para hacerlo discretamente. Pueden arrancar el pelo de animales domésticos, muñecas y otros materiales fibrosos (p. ej., suéteres o alfombras). Morderse las uñas, rascarse, mordisquear y hacerse excoriaciones pueden ser comportamientos asociados a la tricotilomanía. Las personas con tricotilomanía también pueden tener trastornos del estado de ánimo, trastornos de ansiedad o retraso mental.

 

Hay datos histológicos que se consideran característicos y pueden ayudar a realizar el diagnóstico cuando se sospecha tricotilomanía y el individuo niega los síntomas. La biopsia de las áreas afectadas puede revelar la presencia de alteraciones características. La alopecia provocada por Tricotilomanía se distingue de la alopecia areata por ausencia de inflamación.

 

Los hallazgos de la exploración física y enfermedades médicas asociadas demuestran que no parece que haya dolor con el arrancamiento del cabello y puede haber prurito y hormigueo en las áreas afectadas. Los patrones de pérdida de cabello son altamente variables. Son frecuentes la aparición de áreas de alopecia completa, así como de áreas con una notable disminución de la densidad del pelo. Cuando la cabeza es el área afectada, existe una predilección por las regiones coronales o parietales.

  

Las cejas y las pestañas pueden haber desaparecido por completo. La fragilidad del vello púbico es aparente en la exploración. Puede haber áreas sin pelo en piernas y espalda. La tricofagia (ingestión de ovillos de pelo) puede provocar anemia, dolor abdominal, hematemesis, náuseas y vómitos, obstrucción abdominal (tricobezoares) e incluso perforación.

  

Ambos sexos están igualmente representados entre los niños con tricotilomanía. En los adultos la tricotilomanía parece mucho más frecuente en las mujeres que en los varones. Ello puede reflejar la frecuencia real de esta alteración en ambos sexos o indicar la diferencia de demanda terapéutica en función de factores culturales relacionados con el aspecto físico (p. ej., se acepta que los varones tienden a perder más pelo).

 

 En los informes que se encuentran sobre personas que padecen la tricotilomanía, la mayoría de ellas son mujeres y en un alto porcentaje la zona afectada es la cabeza, siendo de menor incidencia las cejas. También se encuentra que casi todos ellos no tenían conocimiento de la tricotilomanía como enfermedad, sino que la asociaban a un “hábito” personal.

  

Existen grupos de apoyo en Internet, los cuales han sido creados por personas que padecen este trastorno buscando informar y compartir experiencias, las cuales van por la línea cosmética y estética, a base de consejos para disimular los manchones que deja el arrancamiento, cremas para la comezón, formas de peinarse, incluso tratamientos alternativos para sobrellevar su padecimiento, el cual están seguros que no tiene cura. Han sido pocos casos los que han consultado con algún especialista en salud mental, Psicólogo (conductista) o Psiquiatra, quienes a través de la “terapia de reversión del hábito” y medicamentos para disminuir la ansiedad (respectivamente), han apoyado, pero no han sido definitivos, pues el “hábito” vuelve, lo que ocasiona que desistan del tratamiento.

  

Cabe mencionar que estos datos son de personas adultas y solo contados casos padecen tricotilomanía en cejas, sin encontrarse ningún registro de atención en niños.

 

 No se dispone de datos sistemáticos sobre la prevalencia de la tricotilomanía. Aunque antes se pensaba que la tricotilomanía era un trastorno raro, en la actualidad se le supone más frecuente. Estudios recientes en poblaciones escolares sugieren que el 1-2 % de los estudiantes tienen una historia anterior o actual de tricotilomanía.

 

 Deben considerarse otras causas de alopecia en las personas que niegan arrancarse el pelo (p. ej., alopecia areata, calvicie característica del varón, lupus eritematoso discoide crónico, liquen plano folicular, foliculitis depilatorias, seudopelada y alopecia mucinosa). No se debe realizar el diagnóstico de tricotilomanía si el comportamiento se explica mejor por la presencia de otro trastorno mental (p. ej., en respuesta a una idea delirante o a una alucinación en la esquizofrenia). El arrancamiento de pelo repetitivo en la tricotilomanía debe distinguirse de la compulsión, característica del trastorno obsesivo-compulsivo. En el trastorno obsesivo-compulsivo los comportamientos repetitivos son efectuados en respuesta a una obsesión o de acuerdo con unas reglas que pueden ser aplicadas de forma rígida. No se establecerá un diagnóstico adicional de trastorno de movimientos estereotipados si el comportamiento repetitivo se limita al arrancamiento del pelo. La alopecia provocada en la tricotilomanía debe distinguirse del trastorno fingido con predominio de signos y síntomas físicos, en el que hay un propósito de asumir el papel de enfermo.

 

 En los niños son frecuentes los períodos cortos de arrancamiento del pelo, y éstos deben ser considerados un «hábito» temporal. Por esto, entre los niños, debe reservarse el diagnóstico para casos en los que el comportamiento haya persistido durante varios meses.

 

 Los criterios de diagnóstico para la Tricotilomanía que propone el DSM-IV están en la misma línea que los que propone la CIE-10 y son los siguientes:

  

A. Arrancamiento del propio pelo de forma recurrente, que da lugar a una pérdida perceptible de pelo.

 

 B. Sensación de tensión creciente inmediatamente antes del arrancamiento de pelo o cuando se intenta resistir la práctica de ese comportamiento.

 

C. Bienestar, gratificación o liberación cuando se produce el arrancamiento del pelo.

  

D. La alteración no se explica mejor por la presencia de otro trastorno mental y no se debe a una enfermedad médica (p. ej., enfermedad dermatológica).

  

E. La alteración causa malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.

  

ETIOLOGIA

 La causa específica se desconoce, pero se sabe que en los niños suele tener como disparador el estrés psicosocial (mudanzas, cambios bruscos en su entorno, diferentes vivencias traumáticas).

 

La tricotilomanía puede adquirirse por imitación; los niños por ejemplo, suelen emular la conducta adulta casi “inconscientemente”. Independientemente del origen, todo comportamiento comienza con una baja frecuencia ocasionando pocos inconvenientes. Posteriormente el sujeto va habituándose con el malestar que puede ocasionar y la frecuencia aumenta, dando como resultado la imposibilidad de darse cuenta hasta qué punto el hábito es inconveniente. Es decir, la falta de conciencia es una causa del hábito nervioso. Las personas no se dan cuenta de la cantidad de pelo que se arrancan, las veces que lo hacen al día; al perder conciencia tienden a multiplicar las causas del hábito porque este comienza a asociarse, de forma gradual, a diferentes comportamientos y situaciones, dándole el lugar de una actividad normal.

 

 

Algunos enfatizan los principios del aprendizaje como mecanismo critico en su origen y desarrollo. Otras explicaciones sugieren que los factores biológicos juegan un papel importante. Hasta ahora la validez de estas explicaciones no ha sido contrastada usando métodos científicos de manera sistemática. Es muy probable que más de un mecanismo sea responsable de este desorden.

  

La posibilidad de que la Tricotilomanía sea asociada con condiciones neurológicas marcadas por tics, como el desorden de Tourette´s, puede ser vista como una respuesta incontrolable a una sensación irresistible.

 

La Tricotilomanía también es vista como un desorden obsesivo-compulsivo debido a la repetición y a la acción que parece ser muy compulsiva, pero con algunas diferencias significativas entre ambas.

 

TRICOTILOMANIA EN EL NIÑO

Tirarse del pelo y acariciárselo es algo que suele hacer el niño en su primer desarrollo. Hacerlo durante ese periodo se ha considerado como un intento por parte del niño de renovar las agradables sensaciones asociadas al contacto del cuerpo y del vestido materno Spock en Ajuriaguerra, 1982, o como una acción tendiente a resolver conflictos Cramer en Ajuriaguerra, 1982. Este hecho no es raro en la evolución infantil y puede ser debido a complacencia autoerótica, pudiendo optar por los cabellos de manera puramente casual. Kanner en Ajuriaguerra, 1982 describe la tricotilomania en niños mentalmente retrasados, considerando que el tirarse del pelo no es sino una de las formas más corrientes de manipulación física.

  

El DSM-IV marca que “los períodos transitorios de arrancamiento de pelo en la primera infancia son considerados un «hábito» benigno con un curso autolimitado. Sin embargo, algunos individuos con tricotilomanía crónica durante la etapa adulta explican su comienzo en la primera infancia. La edad de inicio es normalmente antes de la etapa adulta, con una mayor incidencia alrededor de los 5-8 años y los 13 años. Algunas personas tienen síntomas de forma continua durante décadas, y en otras éstos pueden aparecer y desaparecer durante semanas, meses o años. Las áreas afectadas por el arrancamiento pueden variar a lo largo del tiempo” (636).

 

 Algunos niños más frecuentemente las niñas pueden presentar este tipo de problema caracterizado por la compulsión crónica de tirarse de su propio pelo.

 

En los casos donde el paciente sea un niño pequeño, o exista retardo mental es conveniente que el examen clínico incluya la realización de una biopsia del cuero cabelludo; esto permite un diagnóstico seguro porque descartando la posibilidad de que exista Tricotilomanía, explica que la pérdida del cabello puede deberse a una enfermedad dermatológica, por ejemplo.

 

 Los inicios tempranos de la tricotilomanía se dan entre los 3-6 años, suelen derivarse de un evento estresantes de carácter vital y como reacción a el. Suele cronificarse, pese a las intervenciones terapéuticas.

  

De Ajuriaguerra en el Manual de Psiquiatría Infantil (1982) dice que la tricotilomanía puede hacer su aparición durante la niñez, la adolescencia o la edad adulta. Es más frecuente en el sexo femenino. No corresponde forzosamente a un bajo nivel intelectual, habida cuenta de que en el trabajo de Greember y Sarner señalan que tales trastornos pueden originarse tras un trauma con el cuero cabelludo o tras un síndrome infeccioso respiratorio, y que la enfermedad puede ir acompañada de dermatitis seborreica o prurito.

  

En sus antecedentes puede haber la desaparición de un miembro de la familia, la separación de sus padres y el nacimiento de un hermano o hermana. En el 68% de los casos ha habido depresiones más o menos graves. Puede arrancarse el pelo bien de uno en uno o mechones enteros, puede quebrarlo o romperlo de tanto restregarlo.

  

A veces se dan juntas tricotilomanía y tricofagia. En casos de tricotilomanía, estos mismos autores señalan especiales características familiares: una madre criticona, hostil, intolerante, con claras muestras de agresividad o autoafirmación, en línea de competición, un padre aplastado por su esposa y unas relaciones entre madre e hija extremadamente ambivalentes por ambos lados, con hostilidad y miedo a tener que separarse.

  

Para la mayor parte de los autores la Psicopatología de tan complejo síntoma viene determinada por múltiples razones. Responde a numerosos puntos de fijación en todos los niveles de desarrollo psicosexual. Se entiende como incorporación e identificación con la madre o como una tranquilidad ante su pérdida, como masoquismo contra un pariente sádico, como negación de la feminidad y abandono de la lucha del complejo de Edipo. Para Buxbaum, éste síntoma viene a ser un intento del niño para resolver unos problemas planteados con objetos extraños, para lo que utiliza el cuerpo como objeto intermediario o de transición.

  

TRICOTILOMANIA COMO TRASTORNO PSICOMOTOR

 

Los Trastornos Psicomotores han sido descritos por diferentes autores, como Bucher en 1973, de Ajuriaguerra 1973 y 1982 y el más actual Bergés en 1990. En estas clasificaciones se pueden observar diferencias notables en el número de trastornos que cada uno considera, la forma en que los clasifican en cuanto a las alteraciones así como las subcategorías que manejan.

 

De estas clasificaciones, solamente Ajuriaguerra incluye la Tricotilomanía dentro de los trastornos psicomotores en su manual de 1982 como parte de los hábitos motores persistentes, siendo una de las tres formas especiales de dichos hábitos, dentro de la Psicopatología de las Conductas Motoras y dedica un espacio para describirla de manera muy general.

 

 Ajuriaguerra (1982) señala que los trastornos psicomotores “oscilan entre lo neurológico y lo psiquiátrico, entre las vivencias más o menos queridas y las vivencias más o menos aceptadas pasivamente, entre la personalidad total más o menos presente y la vida más o menos activa. Los trastornos psicomotores no responden a una lesión central como síndromes neurológicos clásicos. Son más o menos automáticos, motivados, sentidos o deseados. Van unidos a los afectos pero también en relación con lo somático para fluir a través de una conducta final común y por esto no poseen las características propias de una perturbación de un sistema concreto. A veces no tienen la forma de un movimiento primario sino el valor de un simple símbolo” (237).

 

 Bergés (1990) habla de los Trastornos Psicomotores, pero no incluye la Tricotilomanía como tal, sin embargo considera dentro de las Manifestaciones psicomotoras del lactante, las descargas, las cuales son normales en todo niño, y aparecen como descargas auto-ofensivas asociadas a las descargas de exploración, y entre los hábitos que presenta, aparece el arrancarse el cabello, aunque no habla de tricotilomanía específicamente, dice que “Los trastornos psicomotores se pueden contemplar ante todo a nivel descriptivo: el conflicto se inscribe por medio del cuerpo, de la actividad, de los gestos y de la postura del niño, siendo la posturo-motricidad la única vía abierta a su expresión: los trastornos psicomotores son expresivos en ese sentido y adoptan formas cuya relativa pobreza es necesario destacar” (83)

  

Así mismo plantea “a nuestro entender los trastornos psicomotores no son del orden de la patología o de la desviación de la expresión, sino más bien de las vicisitudes de la huella del cuerpo como receptáculo” (85)

 

Con estas definiciones podemos observar que la Tricotilomanía sin duda alguna pertenece a los Trastornos Psicomotores, pues no precisamente depende de una lesión orgánica sin embargo tiene como principal medio de expresión el propio cuerpo.

  

BIBLIOGRAFÍA

  

Ajuriaguerra De, J. (1982) Manual de psiquiatría infantil. Barcelona: Masson. (1983)

Berges, J., (1990) Trastornos psicomotores del niño en Tratado de Psiquiatría del niño y del adolescente, Lebovici, D., Diatkine, R., Soulé, M., Tomo IV, Madrid: Biblioteca Nueva 

Marcelli, D. (1993) Manual Psicopatología del Niño: Masson. (2004) 

Pichot, P. & López-Ibor, J. (1995). DSM IV. Manual diagnostico y estadístico de los trastornos mentales: Trastornos de inicio en la infancia, la niñez y la adolescencia. España: Masson 

Galazo, L. (2008) Tricotilomanía ¿Qué es?, disponible en: http://www.psicoterapia-breve.com.ar, consultado 12 de marzo de 2008.

Lorena (2008) Bienvenidos, disponible en: http://groups.msn.com/TRICOTILOMANIA/gruposdeautoayuda.msnw,consultado 05 de abril de 2008.  

Mansuelo, C. y cols. Tricotilomanía y su tratamiento en adultos. Una guía clínica. disponible en http://www.trich.org.consultado 13 de marzo de 2008.

MANEJO PSICOMOTRIZ EN UN CASO DE DEBILIDAD VISUAL POR        SÍNDROME DE WOLFRAM

  Lic. Nicolás Guzmán Nava

 

Resumen

 

El Síndrome de Wolfram se describió por primera vez en 1938 por Wolfram y Wagner como una combinación del inicio de la Diabetes Mellitus (DM) juvenil y debilidad visual secundaria a atrofia óptica.

 

La persona disminuida visual no es ciega ni vidente, no puede determinar exactamente cuánto ve ni explicarlo a los demás. Muchas veces las áreas afectadas en el campo visual obligan a las personas a adoptar posiciones poco comunes para mirar (torsión de cabeza, postura inclinada, etc.) que determinarán mayor cansancio y tensión.

 

Una propuesta desde la psicomotricidad utilizando el trabajo corporal sería la de eutonía propuesta por Gerda Alexander, creada en 1957 para desarrollar la capacidad creativa del individuo y su facultad de relación social, sin encerrarle en sí mismo, sino ampliando su conciencia depositándola en el dominio de sus facultades corporales para con ello lograr una armonía en los sistemas de palanca que posee nuestra máquina perfecta: el cuerpo y así conseguir una economía de energía empleada a través del movimiento.

 

Metodología: Estudio de caso donde se aplica la técnica de Gerda Alexander de una paciente con debilidad visual adquirida como secuela del síndrome de Wolfram.

 

Objetivo: Presentar y demostrar que los recursos de la psicomotricidad actúan como coadyuvantes en el entrenamiento del uso del bastón, fase preparatoria, en una paciente con debilidad visual como secuela del síndrome de Wolfram.

 

Introducción

 

De acuerdo a Maqueira (2007) es bien sabido que las personas ciegas y débiles visuales necesitan de un proceso de intervención capaz de potenciar el desarrollo de habilidades básicas y necesarias para lograr integrarse a la sociedad de la mejor forma posible.

 

Por estas razones se han redactado numerosos artículos de intervención psicomotriz para la integración de estos pacientes, en todos los casos se habla de las mismas premisas y objetivos: conocimiento y reconocimiento del esquema corporal, equilibrio, coordinación dinámica general, orientación y movilidad, desarrollo temporo-espacial, etc. (Maqueira, 2007).

 

Es con base en estas premisas que se empezó a utilizar la técnica de la eutonía de Gerda Alexander para aplicarla en personas ciegas. Una de las autoras que ha registrado información acerca de esto es Grossi (1995) quien siendo participante y posteriormente alumna del método comenzó a utilizarlo en niños ciegos de acuerdo a su propia experiencia ya que relacionaba la técnica para lograr la orientación en el espacio, la medición de distancias así como el trabajo corporal en sí.

 

La misma autora en un artículo describe un caso en el que se trabajan estos aspectos por medio del tacto consciente. Por desgracia, no se han encontrado estadísticas para demostrar que el método realmente funciona cumpliendo los objetivos buscados, los únicos reportes se refieren a la sola observación en la que la persona ciega puede lograr su independencia, sin embargo no ha sido posible demostrar que el método realmente mejora la relación con el espacio y el propio paciente (Grossi, 1995).

 

La propia Gerda Alexander (1998) menciona como posible aplicación de su técnica a una persona con lesión ocular, la paciente tuvo que ser tratada cosiéndole los párpados durante seis meses, la autora reporta que esta persona pudo leer después de un tiempo los títulos de los diarios así como un aumento en su capacidad visual, se refiere que la mejoría continuó incluso mucho tiempo después.

 

Desafortunadamente, estos reportes sólo son casos aislados que no están bien documentados ni sustentados, así como tampoco se ha presentado la cantidad de sesiones necesarias, ni los pasos sobre la aplicación de la técnica para lograr una mejoría significativa sin mencionar las estadísticas o la población necesaria para poder repetir los estudios y comparar resultados.

 

Esta técnica ha sido ampliamente utilizada en personas normovidentes y ciegos, sin embargo, la literatura no ha reportado ningún estudio que sustente su aplicación en personas con debilidad visual adquirida, por lo que sería importante proponerla como un método de intervención elemental para el conocimiento del cuerpo previo al entrenamiento del uso del bastón en estas últimas (Grossi, 1995).

 

Metodología

 

OBJETIVO

 

Presentar y demostrar que los recursos de la psicomotricidad actúan como coadyuvantes en el entrenamiento del uso del bastón, fase preparatoria, en una paciente con debilidad visual como secuela del síndrome de Wolfram.

 

HIPÓTESIS

 

Al utilizar la técnica de Gerda Alexander en fase preparatoria mejorará su independencia.

 

TIPO DE INVESTIGACIÓN

 

Estudio de caso donde se aplica la técnica de Gerda Alexander de una paciente con debilidad visual adquirida como secuela del síndrome de Wolfram.

 

RECURSOS MATERIALES

 

1.      Sala de Psicomotricidad

2.      Grabadora

3.      Discos compactos de audio

4.      Ropa cómoda

 

PROCEDIMIENTO

 

Se utilizó el método de captación de datos llamado SOAP (Kettenbach, 2000). Se citó a la paciente una vez por semana en un horario de 30 minutos durante tres meses, haciendo un total de 20 sesiones realizando evaluaciones por mes que incluyeron: arcos de movimiento (goniometría), tono muscular, postura, marcha, equilibrio y coordinación.

                                                                                                 

Se llevó a cabo una valoración inicial en la primera sesión, solicitando la autorización de la paciente para el registro de toda la información retomando la misma para la evaluación intermedia así como al final de las sesiones.

 

ESTUDIO DE CASO

 

Paciente femenina con edad aparente mayor a la cronológica, conciente, bien orientada, actitud libremente escogida.

 

HISTORIA PERSONAL

 

Se inicia con un interrogatorio de la historia clínica y cuando se está haciendo el cuestionario ella pregunta constantemente la hora, por lo que se empieza a construir su pasado de partes recordadas y otras, tomadas de referencias clínicas documentadas. Dice que su problema inicia a los siete años como diabetes tipo I (juvenil) por lo que requirió de cuidados especiales.

 

Ella recuerda que ella misma se provocaba hipoglucemia para llamar la atención de sus padres; fue un comentario inmediato que hace al acordarse cuándo inició su problema, sin embargo, con el tiempo ella pudo identificar cuándo estaba alterada el azúcar y actuaba dependiendo de su sensación (auto-cuidado). Así termina los estudios hasta nivel medio superior y cuando estaba cursando el segundo año de la licenciatura de relaciones internacionales, su problema se acentúa obteniendo dificultad para distinguir colores y su visión se hace central (no hay visión panorámica). Es ahí cuando es hospitalizada una semana en el Hospital Joslin de Boston, donde fue diagnosticada con el síndrome de Wolfram y fue tratada con lentes de telescopio.

 

Tres años después, inicia la carrera de Psicología en la Universidad Nacional Autónoma de México terminando ésta, haciendo su tesis abordando un tema  relacionado con problemas de lenguaje y el aprendizaje, trabajando posteriormente en el mismo lugar donde se le permitió realizar su tesis (Instituto Nacional de la Comunicación Humana) de forma voluntaria. Acude a un campamento de diabéticos en donde conoce a su actual ex esposo; terminando su carrera se casa, dos años después se embaraza bajo supervisión médica (diabetólogo). En el transcurso de estos dos años, ella trabaja dando clase de Inglés de lunes a viernes de 8 de la mañana a 8 de la noche, mientras su marido terminaba su residencia como médico internista, por lo que él sólo trabajaba sábados y domingos en el I.M.S.S.

 

En el embarazo todo se desarrolla de manera normal hasta la semana 38, cuando se dirigía a consulta al hospital de Nutrición, cambió la dirección al hospital American British Cowdray, llega consciente pero mal, fue sedada, sus padres no estaban presentes. Ella no recuerda cuándo despierta. Lo que tiene muy presente es que, posteriormente, no le podía dar pecho a Sebastián (su hijo) y eso la hacía sentir mal, se decía a sí misma que no estaba haciendo bien las cosas.

 

Entonces, se decide hablar con ella y salimos del Instituto como si fuéramos a hacer un recorrido de orientación y movilidad (O y M), pero en realidad nos tomamos un café; ella empezó a hablar de su situación con su ex marido (Pablo), los problemas con la pensión y la disyuntiva de que Pablo le pedía regresar con ella. A la segunda salida por el café, le nombramos la “capuchinoterapia”, ella no me refería dolor de cabeza ni malestar en el cuello. Ella hablaba de sus papás, de porqué no querían a Pablo y que a Sebastián no le gustaba estar con su papá. En el camino yo no le decía cómo usar el bastón, en realidad todas las veces que hicimos ese recorrido, no tuvo un solo problema con el uso del bastón; una o dos veces tropezó pero porque había una motocicleta en la banqueta y otra vez un coche atravesado.

 

 VALORACIÓN PSICOMOTRIZ

 

Marcha:

Independiente no claudicante ni bien dirigida, no disocia cinturas,  (trae las manos constantemente metidas en las bolsas del pantalón) el choque de talones es deficiente, realiza puntas y talones, así como salto alterno este último con equilibrio deficiente.

 

Postura:

Posterior no alineada. La cabeza en flexión y desviación lateral izquierda.

Lateral, leve incremento de cifosis dorsal.

Anterior no alineada. Cabeza con desviación lateral izquierda.

 

Cabeza y cuello:

Reflejos pupilares presentes.

 

Pares craneales:

Afección del II par bilateral.

 

Aspectos psicomotores:

Equilibrio:

Estático: deficiente, con datos de ansiedad, oscilaciones y reequilibrios constantes en la prueba.

Dinámico: pérdida constante del equilibrio sin dominio de desplazamiento.

 

Ritmo:

No sigue secuencias, no respeta espacios, se le dificulta respetar periodos y en ocasiones se anticipa a la actividad.

 

 

METAS

 

Metas a corto plazo:

Facilitar la orientación, así como el desplazamiento en los diferentes puntos cardinales, recorrer trayectos a través de visualización y/o navegación, así como la aceptación del uso del bastón.

 

Metas a largo plazo:

Disminuir los niveles de ansiedad y torpeza psicomotora, así como lograr una mejor armonía de las fuerzas musculares que lo refleje en la postura, marcha y desplazamientos hacia las dimensiones del espacio.

 

PLAN DE TRATAMIENTO

 

Intervenir a través de la técnica de Gerda Alexander sistematizada en un programa específico. Con una duración de 20 sesiones y una frecuencia de una vez por semana de 30 minutos cada una.

 

RESULTADOS

 

Originalmente se contemplaron 20 sesiones de tratamiento, pero por situación circunstancial a la institución, es decir, periodo vacacional, se tuvo que reducir el número de sesiones por lo que se cerró en doce.

 

De inicio se había contemplado metodológicamente realizar evaluaciones por mes que incluyeran: arcos de movimiento (goniometría), tono muscular, postura, marcha, equilibrio y coordinación así como una valoración inicial en la primera sesión retomando la misma para la evaluación intermedia y al final de las sesiones. Pero como no se pudo seguir la propuesta inicial de intervención, ya no se contemplaron éstas, dada la misma necesidad que requería la paciente.

 

Cuando inició tal propuesta estábamos de alguna manera preparado para ofrecer una situación que se sesgó, se pensó que con tres años de trabajo de técnica psicocorporal, se podía tener la suficiente práctica para llevarla a cabo, esto permitió aplicar y terminarla, realizando las sesiones aunque no con cierta ortodoxia porque se tomó un camino inesperado y sin duda, nos permitió seguir obedeciendo la necesidad de la paciente. Por tanto, los resultados fueron los esperados.

 

Se debe decir que no por la propuesta inicial al ver cómo estaba sesgándose la información y por el efecto, diría un poco positivista; en el síntoma “dolor de cabeza” se creyó que de alguna manera su cuerpo me estaba diciendo algo y ahí comprendí que tenía que seguir por esa línea.

 

De tal manera la transferencia daba para seguir en la búsqueda. Era evidente la situación afectiva por la que ella estaba pasando, cierto es que nuestra intervención se colocó siempre en acompañar, nuestra presencia modificaba su postura, de forma automática utilizaba el bastón y proponía en la sesión; por consiguiente debemos decir que nos adaptábamos a cada una de sus sugerencias.

 

La constancia demostró lo plástica que es la psicomotricidad, sin duda su cuerpo tenía experiencias guardadas en la memoria de la palabra, que habían tomado como receptáculo la memoria corporal aterrizado al músculo, creemos que como se fue dando la sesión, se fue teniendo un profundo respeto sobre la intervención de la psicomotricidad principalmente como individuo; por supuesto, teniendo en cuenta la delicadeza porque de un modo u otro sufren cambios.

 

Pensamos que haber sido directivo en nuestra propuesta no hubiera llegado a esta conclusión, de alguna manera se construyó el medio confortable para interactuar, de Ajuriaguerra (en Masson, 1985) insistió en la influencia respectiva de las potencialidades evolutivas del sujeto y en la influencia del medio.

 

El objetivo del presente estudio se enfocaó en lograr la independencia de la paciente en el uso del bastón ya que su postura, marcha y equilibrio estaban alterados, por lo tanto, se optó por la utilización de la técnica de Gerda Alexander, como apoyo de la psicomotricidad. Sin embargo, los resultados mostraron otro tipo de independencia de la paciente: la personal y la familiar, haciendo que los malestares corporales se hicieran menos presentes; es decir, se logró la incorporación a la vida laboral, social y familiar de la misma utilizando como medio coadyuvante la psicomotricidad.

 

De antemano, se hizo saber que este síndrome es raro en nuestra sociedad, pero de alguna manera la diversidad de síntomas y manifestaciones clínicas que éste arroja, permite ver desde varios enfoques clínicos la versatilidad de intervenciones que se pueden ofrecer, no obstante, ésta es una aproximación muy particular de cómo se fue llevando un acompañamiento en la independencia personal y por ello se sugeriría cierto análisis metodológico respetando la individualidad de cada paciente para poder ofrecer lo que él realmente necesita en lo ecléctico que se plantea como ser humano.

 

CONCLUSIÓN

 

Sin duda este enfoque saca a luz nuevamente la relación que existe entre psique-soma y sociedad que son determinantes en la evolución o el desarrollo del ser humano y que cuando uno se ve alterado modifica de forma paralela a los otros.

 

En nuestra experiencia, fue muy enriquecedor poder encontrar otras vías por donde poder sistematizar información así como vernos involucrados en la práctica dentro de lo que es la psicomotricidad, sin duda nuestros propios miedos se afrontaron, pero fueron tocados y acompañados por nuestro análisis; es de destacar que cuando uno desconoce se enfrenta a las cosas con cierta duda pero cuando es al revés esto se hace sigilosamente mostrando un profundo respeto por el otro, por la institución y por uno mismo; por ello decimos que la psicomotricidad como formación lleva un proceso que respeta el ritmo de cada individuo y sin más, no somos la excepción.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 

Alexander, G. (1998).La eutonía, un camino hacia la experiencia total del cuerpo. Barcelona: Paidós

 

Alexander G, Monrrow F, Plum L. (1995).Huesos. Recuperado 25 de Abril de 2007 http://www.eutonia.com.

 

Grossi, P. (1995). Incidencia de la orientación en el espacio en los distintos aspectos de las personas ciegas. Recuperado 25 de Abril de 2007. http://www.eutonia.com

 

Kettenbach, G. (2000). Writing SOAP notes, 2ª ed. Philadelphia: F.A. Davis Company.

 

Maqueira, G. (2007). El diagnóstico psicomotor. Un elemento fundamental en el proceso de inclusión de los alumnos con necesidades educativas especiales de tipo visual en la clase de Educación Física. Revista Digital - Buenos Aires - Año 12 - N° 110. Recuperado Julio de 2007. http://www.efdeportes.com/

 

Masson, S. (1985). La reeducación psicomotriz y examen psicomotor. Madrid: Gedisa.

 

 
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